Con una formación adecuada, el personal auxiliar puede encargarse de las pruebas automatizadas de refracción en un 80 % de los casos, mientras que los optometristas pueden centrarse en el 10-20 % restante de los pacientes, que presenten una sintomatología más compleja.. La refracción automatizada guiada por algoritmos y este nivel de precisión de los datos pueden optimizar el valioso tiempo del personal y permitir que los optometristas sigan controlando todo el proceso de refracción.